
Muchas lunas después de nuestra última gran batalla, los dos miembros más activos de los elementos talibanes decidimos llevar por nuestra cuenta la yihad a nuevos territorios. Para ello nos dirigimos a
Gunner Town, reducto de un comando guerrillero que se apoderó en su día de una población alejada de la mano de Alá, y cuando digo alejada no os podéis imaginar de lo a tomar por culo que estaba. Eso sí, he de aceptar gratamente que tanto dicha población y sus alrededores como los componentes del comando merecieron la pena el viaje en burro de tres días.

Tras el extenuante viaje en burro, O'Hara y un servidor preparamos todo nuestro material para la invasión. Ni qué decir que hemos renovado últimamente el arsenal, se prepara la élite talibán para invadir el mundo por lo que hacen falta nuevas armas de destrucción masiva. Además, también contábamos con un puñao de navarros de
GTA y
AP dispuestos a dar la vida por la causa, que de destrucción no sé pero masivos eran un rato.
O'Hara y yo asumimos el rol de Tiradores de Combate, así que como tirador se equipó con el M14 EBR del compañero medio talibán medio tácticonavarro Iorduna (también conocido como Orz) y vuestro narrador por fín pudo disfrutar de su Diemaco para la labor de observador y protector de mi dupla.

Nuestro primer objetivo era tomar un puesto elevado desde el cual nuestros enemigos podían rediseñar sus barreras defensivas ante el ataque. Entre las diferencias en el conocimiento del terreno, así como los bravos (y rudos) gritos de los guerrilleros, nuestro ataque perdió la fuerza por momentos. Pese a tratar de flanquearlos por el bosque, mientras O'Hara intentaba ofrecer disparos certeros (a su favor diremos que había viento y nunca había utilizado el EBR), el enemigo se hacía fuerte en su trinchera. Su defensa en erizo nos obligó a cambiar de flanco y probar suerte por la derecha. Pese a que logramos acercarnos y rebasar las ruinas más cercanas gracias al apoyo de Máximo y O´Hara, el avance quedó pausado durante un par de minutos. En este tiempo intentamos bordear el camino para destruir a los aguerridos defensores, desgraciádamente acabaron echándonos uno a uno de nuestras posiciones.
Los siguientes quince minutos fueron muy extraños, pese a haber perdido el primer asalto, milagrosamente aparecimos de repente en la cima de dicha posición. Cosas del mata-mata. En este momento me gustaría hacer una reseña a la colaboración entre mi compañero y yo.
Nos conocemos desde hace cuatro años cuando ingresamos en la escuela coránica, y aunque a ambos nos gustan las vírgenes y nos inmolamos todos los fines de semana nunca logramos recitar bien el Corán juntos. Digamos que cada uno recitaba mejor un verso distinto y la combinación final era un buen canto.
Sin embargo, lo que ocurrió en Gunner Town mereció un premio en "Al pié de la letra".

Este fue el plan: cubríamos el flanco del bosque, spooter marca objetivos y sniper lo fulmina. Nuestras posiciones están bien camufladas (tanto que incluso un miembro de nuestra coalición casi nos hace víctimas del fuego amigo!), los rifles preparados, las radios y las señas hacían lo demás. Tras observar el avance del enemigo desde una posición privilegiada, causamos la primera víctima. Uno menos. Cambiamos de posición para no arriesgarnos ante una posible reacción del enemigo. La comunicación de los siguientes cinco minutos parecía un mensaje de móvil, señas cortas y de extraño significado no apta para principiantes. Francotiradores epilépticos. Pero ¡zas!, enemigo a la izquierda localiza nuestra posición y abre fuego. O'Hara le responde, pero escabulle su mini cuerpo en la trinchera sirviendo de cebo para el enemigo. Éste no se mueve, no mira a otro lado, quiere la cabeza del talibán. Las señas hacen que rodee la posición del enemigo, flaqueándolo por donde él había venido. Su concentración fue su perdición. Dos menos. Varios enemigos intuyen la posición de O'Hara, el pide a gritos apoyo. En un arranque de valentía o locura corrí a socorrerle, sorprendiendo a toda la escuadra enemiga por el flanco. Dos menos. Tres menos. Cuatro menos. Cinco menos. Capca se está corriendo. Queda uno, pero huye al ver su escuadra diezmada. O'Hara se lanza a acabar con él, pero un segundo tango lo elimina. Yo aún seguía flanqueando a los guerrilleros restantes. Seis menos. Sólos un enemigo y yo. Cae el séptimo, y Capca corona el orgasmo.
(Sonaba así como
"Allaaaaaaaaaaaaaak bharrrrrrrr")

El enemigo ha recibido un duro golpe. Navarros y talibanes es una combinación demasiado fuerte, y logramos penetrar y hacernos fuertes dentro del núcleo de su campamento. NTN, O'Hara y yo cubrimos el Norte (por lo menos nosotros nos inventamos que era el Norte), ralentizando enormemente su ataque por ese sector. La simple presencia de nuestro sniper hacía temblar al enemigo, que todavía hecho un flan posicionó varios francotiradores dentro del pueblo que paralizaron por completo a nuestros hombres. Cayeron muchos compañeros, así que Odi y yo contactamos con RabiaNegra para reagruparnos en otro punto del poblado. Teníamos que redirigir nuestro ataque.
La siguiente parte de la batalla se caracterizó por la lluvia de bolas de los francotiradores enemigos apostados en la Iglesia (si quieres saber dónde se esconde un francotirador busca el campanario más cercano). Aunque conseguimos abatir a varios e incluso casi entrar a saco para inmolarnos, el campanario quedó definitivamente para el enemigo.

La Operación Burn quedó en tablas, Gunner Town siguió bien defendido por los guerrilleros BBAT, pero Talibanes, Navarros y mercenarios Freelance causaba demasiados daños entre sus filas. Por ello se firmó un pacto de caballeros, iniciado por una buena pitanza y seguida por un trato táctico de combate: Gunner Town debería decidirse entre los escasos hombres en dos batallas en dos escenarios distintos, y el vencedor de cada uno se apropiaba de la zona correspondiente.Escaseaba la munición, así que luchamos a pistolas, cuchillos y piedras.
En la Iglesia los TAN nos sorprendimos a nosotros mismos tanto con el excelente escondite bajo las escaleras de O'Hara, desde donde eliminó a casi todo el enemigo, como por mi posición camuflada, aunque al final no se aprovechó ni para foto.
El pueblo fue un bastión defendido palmo a palmo por los comandos guerrilleros, que amaban demasiado cada roca de sus tristes casas. Me gustaría decir que se lo cedimos, pero la realidad fué otra.


Eso sí, TAN avisa a BBAT de que, ahora que la Iglesia es nuestra, vayan comprándose unas pequeñas alfombritas, porque en menos de una semana en vez de Iglesia lo que váis a tener en Gunner Town es una MEZQUITA!!

3 comentarios:
Mola.
Rediós!...digooo...por Alá! Tantas cosas pasaron? Yo sólo caminaba y disparaba...
JR
Muy grande la última foto, señores
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